Me decidí por esto último así que me puse a buscar por internet y al final hice una mezcla de varias recetas que vi. Cogí parte de los ingredientes de una mousse de turrón y parte de una tarta crocante. Empecé a ver qué ingredientes de una receta podían ir bien con la otra y esto es lo que ha salido.
Aunque os pueda parecer lo contrario, no es una tarta empalagosa ni pesada. Es muy suave y de un sabor exquisito. Pienso repetirla en breve, en cuanto mi madre me la pida, ya que se reunen los viernes un grupo de amigas para jugar a las cartas, así que cuando le toque en su casa esta es la tarta que les haré.
INGREDIENTES
- 250 g de galletas (yo he puesto digestive, pero sirve cualquiera)
- 500 ml de nata.
- 500 + 50ml de leche
- 80 g de mantequilla
- 2 sobres de cuajada.
- 300 g de turrón de jijona
- 120 g de almendra crocante
- 100 g de azúcar
PREPARACIÓN
Precalentamos el horno a 180ºC.
Preparamos un molde redondo de 24 o 26 cm de diámetro. Forramos la base con papel de hornear y engrasamos los laterales.
Trituramos las galletas y añadimos la mantequilla derretida y 50 ml de leche. Mezclamos bien hasta tener una pasta homogénea
Horneamos durante 10 minutos. Reservamos.
Disolvemos los dos sobres de cuajada en un poco de leche.
Ponemos en una cacerola la leche y la nata a calentar. Cuando esté caliente añadimos el azúcar y removemos. Cuando comience a hervir añadimos el turrón desmigado. Removemos hasta que esté todo bien disuelto y sin grumos, nos ayudamos con la minipimer.
Añadimos la cuajada disuelta en la leche y seguimos batiendo hasta que vuelva a hervir.
Vertemos esta preparación sobre la base de galletas. La dejamos enfriar. Cuando esté tibia la ponemos en la nevera como mínimo 3 horas.
Antes de servir decoramos la superficie con las almendras y lista.
¡¡Al ataque!!
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